La persona protagonista (o personas en el caso de llevarse a cabo el proceso de forma grupal) debe representar los pasos que desea llevar a cabo para poder implementar el plan de acción seleccionado.
Esta actividad supondría un simulacro en el que las personas pudieran representar de forma ficticia su idea de resolución del reto, de modo que podrían reflexionar sobre diferentes aspectos a mejorar antes de llevar a cabo el proceso. Además, en el ámbito socioeducativo existen múltiples beneficios al utilizar dinámicas propias del teatro (Vieites, 2016).
Referencia: Vieites, M. F. (2016). Teatro y educación social: De la intervención a la formación. Educació Social. Revista d’Intervenció Socioeducativa, 64, 106-119.